martes, 13 de febrero de 2018

TRAS LAS HUELLAS DE LA PROVIDENCIA

http://www.nsaitalia.org/sui-passi-della-provvidenza/ 

"Dios no ha creado puentes pero te ha dado manos."

La sabiduría africana me recuerda que es muy importante lo que podemos hacer y que debemos proteger la vida con todas nuestras fuerzas, con sentido de responsabilidad, haciendo en cada circunstancia lo que está dentro de nuestras posibilidades.
Nuestras manos son guiadas y sostenidas por las manos de la Providencia, que llega a través de diversas vías, siempre para ayudarnos a edificar lo bello y lo bueno. Esto es lo que aprendo cada día, aquí en Kolowaré, en nuestra vida cotidiana del Centro  de Salud.  

En nuestra pequeña comunidad constituída por cuatro Hermanas: dos italianas y dos togolesas, tuvimos la alegría de vivir el compromiso definitivo en nuestro Instituto, de la Hermana Lucienne, que cada día vive su entrega en el servicio a los más pobres y enfermos. 

En el Centro de Salud de Kolowaré, colaboramos con médicos y enfermeras: gracias al buen trabajo en equipo, logramos acoger, curar y acompañar un gran número de enfermos, sobre todo, mujeres, niños y personas con capacidades diferentes. Las actividades están bien programadas y organizadas, pero siempre surgen imprevistos que demandan creatividad y disponibilidad. 

Algunos ejemplos:

Mardia, Radia y Walia, son trillizas gemelas de nueve meses. La más grande pesa 3, 850 kg y las otras dos, 3,500 kg cada una. Nacieron con cesárea, la madre les dió el pecho durante dos meses, pero luego se enfermó gravemente. No sabemos de qué manera las alimentaron durante los meses siguientes, pero llegaron al Centro muy delgadas y deshidratadas, si continuaban así, iban hacia una muerte certera.
Inmediatamente comenzamos a alimentarlas de modo conveniente, con el biberón... y las tres, lo vaciaron rápidamente, signo de vitalidad que presagia algo bueno. Tratándose sólo de un caso de malnutrición, no será dificil restituírles la salud y reinsertarlas en la familia. Actualmente se encuentran acompañadas por su abuelita. 

Increíble, pero es verdad! Pocos días más tarde, recibimos otros trillizos: dos varones y una niña de ocho meses. Ellos tenían a su madre. Sólo la niña estaba muy enferma, los otros dos, sólo tenían mucho hambre. La niña falleció a los diez días, pero los varones están mucho mejor.

La semana pasada, recibimos una niña de dos años, que no lograba sostener la cabeza debido a la gran fatiga y debilidad, pues la trataban por una forma grave de malaria. Al verla así, le pregunté a la enfermera por qué no la deriva al Hospital. Me respondió que los padres no tenían los medios económicos necesários. Entonces, les dimos un poco de dinero y fueron derivados al Hospital. Al poco tiempo, la mamá regresó contenta, con la niña ya curada, para agradecer.  Y mientras escribo ésto, pienso en la persona que donó aquellos pocos Euros que sirvieron para "devolver la vida" de ésta niña... Bendigamos a Dios por todo el bien que se hace silenciosamente...Bendigámoslo porque se sirve de nuestra pobreza para hacernos instrumentos de su vida y bondad.

El lunes por la mañana, encontramos a Jacques, muerto en su cabaña. Jacques, era un leproso ciego, mi preferido, siempre sonriente y sereno. Cuando escuchaba que alguien llegaba a su casa, aplaudía contento. Durante el día, se lo escuchaba cantar cantos religiosos. El 25 de julio, fiesta de San Jacques, le regalé un pan azucarado porque eran los que le gustaban, y le di algún dinerito para festejar. Con eso, compró maní y lo compartió con sus amigos. 
Era un hombre muy activo, y tenía una gran habilidad entrelazando las cuerdas que luego sirven para hacer los techos de paja de las cabañas. También era muy fiel en su presencia y participación a la Iglesia. Cada domingo, durante la Celebración de la Palabra, luego de la traducción, él repetía el Evangelio casi de memoria y sus reflexiones eran ricas, llenas de fe y sabiduría, y también, siempre hacía alguna oración de intercesión. Sufrió mucho a lo largo de toda su vida... leproso, ciego, hipertenso, diabético, con una terrible hernia umbilical, pero nunca perdió la fe y la alegría. Confiaba en Dios y siempre estaba agradecido con nosotras, porque nunca lo abandonamos y siempre pudo permanecer en el seno de la comunidad en lugar de estar marginado de la vida y del pueblo. Murió mientras dormía. Cuando lo encontramos parecía dormir tranquilamente...
Un pasaje de la Tierra al Cielo, en el Reino del Padre, donde los humildes son exaltados y revestidos de gloria.

Nosotras las Hermanas, concientes del inmenso don que es nuestra Consagración al Señor, tratamos de vivir cada día, haciendo lo mejor: cada dia encontramos ocasiones para ser sostén, para confortar, para ayudar a tantos pobres. Pedimos al Señor de darnos un corazón atento, nos  confiamos a la Virgen de la Visitación, ella que se puso inmediatamente en camino, al saber que su prima Isabel la necesitaba. Nosotras también estamos siempre "en marcha" hacia las personas que la Providencia pone en nuestros caminos.




                                           Hna. Etta Profumo, NSA.

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