http://www.nsaitalia.org/immigrazione-a-che-punto-siamo/
El ser humano no vive sólo de trabajo, de tener una casa...el ser humano vive sobre todo, de relaciones, de emociones de sentimientos de alegría, de dolor, de nostalgia, de melancolía, de tristeza, de fe.
La diócesis de Padua, que creo que tiene la primacía en Italia, toma en cuenta al inmigrante en su totalidad e integridad. Tanto es así, que los domingos, en diversas parroquias, las celebraciones religiosas se realizan en diversas lenguas y según diferentes culturas, que me lleva a verlas como un arco iris, enriquecido con la diversidad de sus colores, todos unidos alrededor del único Padre nuestro, único Dios y creador de cada hombre y de cada mujer.
Nosotros, en tanto que comunidad del Africa francófona, recibimos como regalo del obispo anterior, un lugar donde reunirnos, que es la misión africana Tierra Negra: que es un punto de apoyo vital, un centro donde nos sentimos como en nuestra propia casa, donde podemos tener la gratificación de invitar y hospedar a quien deseamos, un espacio donde vivir nuestras emociones, nuestra cultura, nuestra fe. Donde nuestros hijos pueden saborear nuestra cultura para que no pierdan su identidad y en consecuencia, su autoestima.
El centro nos permitió, en tanto que mujeres del Africa francófona, organizarnos y fundar una asociación: "ASOCIACIÓN ÉBANO, que se convirtió en la sede legal de la asociación. Esta asociación de mujeres africanas, en diversas ocasiones, ha contribuído a través de iniciativas socioculturales para colaborar con el municipio de Padua, con las comunidades parroquiales, con escuelas, con la Universidad de Padua, con el hospital de Padua y con otras asociaciones. Durante estas iniciativas proponemos bailes, comidas de diferentes países africanos, desfiles de moda, poesía, textos de grandes escritores africanos.
En varias ocasiones, se han creado talleres con los diversos proyectos nacionales de varios ministerios, cursos de capacitación para trabajadores de la salud sobre temas de enfermedad, muerte, luto, campañas de concientización para la donación con Avis.
Esto quiere decir que nuestra comunidad no es cerrada o un gueto, nuestro centro no sólo es un punto de reunión para los africanos sino que también es un punto de referencia para otros pueblos y para las instituciones territoriales.
La inmigración es un tema facinante, que nos suscita y activa una energía nueva y desconocida.
Es un tema provocante: en efecto, lo diverso provoca a nuestra conciencia y la lleva a confrontarse con nuestra capacidad de aceptación, de acogida, de dar contención, de ser caritativo, de amar al otro. Todo ésto es tan real que la dinámica migratoria siempre lleva a hablar y a reflexionar cada vez más sobre la acogida, la integración, los derechos humanos, la interculturalidad.
Ante nuestros ojos está la trasformación de nuestra sociedad en todos los campos, al punto de tener la sensación de la ruptura de nuestros hábitos. Observamos, experimentamos a diario, cosas a las que no estábamos acostumbrados, cosas que según nuestra sensibilidad, nos enriquecen o nos perturban.
No vale la pena engañarse pensando que podremos volver atrás, que las cosas volverán a ser como antes.
La inmigración a menudo es considerada como sinónimo de criminalidad, de clandestinidad, de irregularidad, de incivilidad, de falta de cultura, sólo porque el inmigrante no habla como nosotros, no se viste como nosotros, no come como nosotros, no tiene una casa como la nuestra. Está claro que todavía queda por hacer un largo camino en el tema de la acogida y la integración.
El ser humano no vive sólo de trabajo, de tener una casa...el ser humano vive sobre todo, de relaciones, de emociones de sentimientos de alegría, de dolor, de nostalgia, de melancolía, de tristeza, de fe.
La diócesis de Padua, que creo que tiene la primacía en Italia, toma en cuenta al inmigrante en su totalidad e integridad. Tanto es así, que los domingos, en diversas parroquias, las celebraciones religiosas se realizan en diversas lenguas y según diferentes culturas, que me lleva a verlas como un arco iris, enriquecido con la diversidad de sus colores, todos unidos alrededor del único Padre nuestro, único Dios y creador de cada hombre y de cada mujer.
Nosotros, en tanto que comunidad del Africa francófona, recibimos como regalo del obispo anterior, un lugar donde reunirnos, que es la misión africana Tierra Negra: que es un punto de apoyo vital, un centro donde nos sentimos como en nuestra propia casa, donde podemos tener la gratificación de invitar y hospedar a quien deseamos, un espacio donde vivir nuestras emociones, nuestra cultura, nuestra fe. Donde nuestros hijos pueden saborear nuestra cultura para que no pierdan su identidad y en consecuencia, su autoestima.
El centro nos permitió, en tanto que mujeres del Africa francófona, organizarnos y fundar una asociación: "ASOCIACIÓN ÉBANO, que se convirtió en la sede legal de la asociación. Esta asociación de mujeres africanas, en diversas ocasiones, ha contribuído a través de iniciativas socioculturales para colaborar con el municipio de Padua, con las comunidades parroquiales, con escuelas, con la Universidad de Padua, con el hospital de Padua y con otras asociaciones. Durante estas iniciativas proponemos bailes, comidas de diferentes países africanos, desfiles de moda, poesía, textos de grandes escritores africanos.
En varias ocasiones, se han creado talleres con los diversos proyectos nacionales de varios ministerios, cursos de capacitación para trabajadores de la salud sobre temas de enfermedad, muerte, luto, campañas de concientización para la donación con Avis.
Esto quiere decir que nuestra comunidad no es cerrada o un gueto, nuestro centro no sólo es un punto de reunión para los africanos sino que también es un punto de referencia para otros pueblos y para las instituciones territoriales.
Desde nuestra pequeñez, buscamos el modo de contribuír para favorecer una integración sólida, sana y armoniosa que solamente se logra con el conocimiento recíproco. Esperamos que nuestro esfuerzo no sea vano y que nuestros hijos tengan una experiencia distinta a la nuestra, es decir, que no tengan la necesidad de favorecer la integración, sino que puedan nacer integrados en éste país que es el suyo y al que, nosotros, sus padres, ya lo consideramos como nuestro país. Gracias.
Josette
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