sábado, 29 de julio de 2017

DENISE, TESTIGO DEL AMOR

Artículo traducido de la revista de las Hnas. nsa de Italia, Regina Apostolorum 2-2017
https://issuu.com/nsaitalia.org/docs/ra_2_2017

 A lo largo de mi experiencia misionera he tenido la gracia de conocer muchas personas hermosas, tanto mujeres como hombres, que se abandonan al amor misericordioso de Dios Padre, dejándose transformar por El y son sus portadores. 
Éstas personas han recibido una fuerza extraordinaria que las lleva a optar por una forma de vida radical, y abren no sólo sus corazones, sino también sus propias casas ofreciéndolos a quienes más lo necesitan.
Es el caso de Denise, la responsable del "Centro de Nuestra Señora de la Fuente", en Bouaké (Costa de Marfil). Ésta mujer, hasta hace 15 años, tenía una vida totalmente distinta.
La familia de Denise, es originaria de Burkina Faso, pero ella nació y creció en una ciudad del Este de Costa de Marfil; en su juventud, se mudó a la ciudad de Bouaké.
De profesión docente de nivel primario, ella llevaba una vida tranquila, disfrutando de su linda casa y de los pequeños grandes placeres de la vida cotidiana.
Había sido bautizada cuando era pequeña, pero no practicaba su fé de cristiana católica.
Un día, caminando por la ciudad, se paró frente a la catedral y se sintió atraída por éste edificio, pero no entró. Los días siguientes, se paraba frente a la catedral y sentía que ésta atracción era cada vez más fuerte. Hasta que un día se atrevió a entrar... Fue el inicio de una nueva vida.
Ese día se encontró con el amor misericordioso de Dios que de a poco cambió su vida y también sus intereses: ya no buscaba las telas y las joyas caras, sino que buscaba a los enfermos de la comunidad, para visitarlos y llevarles un poco del amor de Dios que ella, ahora conocía. 

MUCHO AMOR PARA COMPARTIR
En sus tiempos libres, Denise visitaba a las personas con perturbaciones mentales que están en el Centro San Camilo, pero ignoraba que ese camino que había iniciado, la llevaría mucho más lejos.

Un día, mientras estaba de visita en dicho Centro, se le acercó una niña, hija de una de las enfermas, y le pidió que la lleve con ella. Denise quedó sorprendida pero por supuesto, no aceptó. 
Cada vez que ella volvía al Centro, la niña le volvía a pedir que la lleve a vivir en su casa. Hasta que un día, impulsada por una fuerza interior más fuerte que ella misma, aceptó tomar la responsabilidad del cuidado de la niña, y la llevó a su casa.
Éste primer gesto fue seguido de muchos otros, ya que el cura párroco, le enviaba niños y niñas huérfanos, abandonados o aquellos cuyas madres no podían hacerse cargo de ellos por estar enfermas.

Desde entonces, se entregó en cuerpo y alma a ésta bella misión.
Cientos de niños y niñas han pasado por su casa. La mayoría de ellos, volvieron con sus familias de origen. 

En el año 2002, cuando la violencia azotaba el país, Denise no dudó en arriesgar su propia vida, saliendo a buscar lo necesario para alimentar a los niños. 

En los inicios, no fué simple, porque no recibía ninguna ayuda financiera, pero su coraje y su fe le hacían afirmar que no se trata de una obra suya, sino que es la obra de Alguien más, que es el mismo Dios, y son numerosos los signos concretos que así lo manifiestan.  

Denise conduce éste centro día tras día, con alegría y mucho amor, luchando contra todo tipo de tormenta y huracán, como ella misma dice:
-"Agradezco al Señor Omnipotente por la fuerza que me da cada día para ocuparme de todos éstos niños y niñas. Sin su fuerza, cómo podría yo enfrentar a todas las innumerables necesidades cotidianas?" Cada día es una nueva página en blanco que se abre...

Gracias, Denise por éste magnífico testimonio que das a quienes estamos cerca tuyo, y ahora también, a quienes leerán éste artículo. 
              Claudia Pontel, misionera laica de la diócesis de Gorizia.


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