jueves, 2 de julio de 2015

RESUMEN DE LA ENCÍCLICA "LAUDATO SI"

El Santo Padre publicó el jueves pasado, la Encíclia "Laudato Si".
Ella constituye un documento esencial sobre la protección del medio ambiente que es una cuestión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación. Antes que cada uno disfrute de la lectura completa de la encíclica, les presentamos el resumen propuesto por Radio Vaticana.
"Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucederán, a nuestros hijos cuando crezcan? Este interrogante está en el centro de "Laudato Si", la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de nuestra casa común.
Continúa el Papa: "Ésta cuestión no concierne solamente al medio ambiente de manera aislada, porque no podemos hacernos la pregunta de manera fragmentaria", y entonces también nos interrogamos sobre el sentido de la existencia y sus valores en la base de la vida social.
"Laudato Si" es la primera encíclica escrita totalmente por el Papa Francisco. Un texto redactado después de haber consultado con decenas de expertos y de científicos, en colaboración con el Consejo Pontificio de Justicia y Paz.
Las cifras entre paréntesis que usamos a continuación, se refieren a los 246 párrafos en los que el Papa Francisco articula su pensamiento sobre el planeta que se muere y en el que el ser humano tiene su parte de responsabilidad.
  • Capítulo 1- Lo que sucede en nuestra casa.
  • Capítulo 2- El Evangelio y la Creación.
  • Capítulo 3- La raíz humana de la crisis ecológica.
  • Capítulo 4- Una ecología integral.
  • Capítulo 5- Algunas líneas de orientación y de acción.
  • Capítulo 6- Educación y espiritualidad ecológicas
La encíclica toma el nombre de la invocación de San Francisco de Asís, "ALABADO SEAS, MI SEÑOR", del Cántico de las Creaturas, que recuerda que la tierra, nuestra casa común, es "como una hermana, con la que compartimos la existencia, y como una madre, bella, que nos recibe con los brazos abiertos" (1)
"Nostros mismos somos tierra" (Gen 2,7). Nuestro cuerpo está, él mismo, constituído por elementos del planeta, "su aire nos da el aliento, y su agua nos vivifica  y nos restaura."(2)
Hoy, ésta tierra maltratada y saqueada, llora, y sus gemidos se unen a los de aquellos que se encuentran abandonados, dejados de lado.
El Papa Francisco nos invita a escucharlos, solicitando a cada uno de nosotros -individuos, familias, colectividades locales, naciones y comunidad internacional- a una "conversión ecológica" (216-221) según la expresión de San Juan Pablo II, es decir, "cambiar de rumbo", asumiendo la belleza y la responsabilidad de un compromiso en favor del " cuidado de nuestra casa común."
Al mismo tiempo, el Papa Francisco reconoce "una mayor conciencia, sensibilidad, en lo que concierne tanto al medio ambiente como a la protección de la naturaleza, y una  creciente sincera y dolorosa preocupación  por lo que sucede a nuestro planeta" (19) legitimando así, una mirada de esperanza que resalta a lo largo de toda la encíclica y envía a todos un mensaje claro y esperanzador: "La humanidad aún conserva la capacidad para colaborar en la construcción de nuestra casa común." (58); "el ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente" (58); "no está todo perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse al extremo, pueden también superarse, hacer nuevas opciones por el bien y regenerarse." (205)
LA ECOLOGÍA, PARTE INTEGRANTE DE LA FE
El soberano pontífice se dirige a los fieles católicos, retomando las palabras de San Juan Pablo II:"cabe remarcar que los cristianos, saben que sus deberes hacia la Creación, hacia la naturaleza y con el Creador, forman parte integrante de su fe" (64), pero propone " entrar especialmente en diálogo con todos, en lo  que concierne a nuestra casa común" (3): el diálogo recorre todo el texto, y en el capítulo 5. se vuelve un isntrumento para afrontar y resolver los problemas.
Desde siempre, el Papa Francisco recuerda que "las otras Iglesias y comunidades cristianas-así también como de  otras religiones- han alimentado una gran preocupación y una preciosa reflexión" sobre el tema de la ecología (7). El asume expícitamente, la contribución, citando ampliamente al "querido Patriarca Ecuménico Bartolomé" (7).
Varias veces el Santo Padre  agradece a los protagonistas de éste compromiso- ya sean individuos, asociaciones o instituciones- reconociendo "la reflexión de incontables científicos, filósofos, teólogos y organizaciones sociales que han enriquecido el pensamiento de la Iglesia sobre éstas cuestiones" (7), e invita a cada uno a reconocer "la riqueza que las religiones pueden ofrecer una ecología integral y para le pleno desarrollo del género humano."
El itinerario de la encíclica está trazado en el párrafo 15,  y se articula en 6 capítulos.
Va de una escucha de la situación a partir de los mejores datos científicos disponibles (capítulo 1), a la confrontación con la Biblia y la tradición judeo-cristiana (capítulo 2), identificando las raíces de los problemas (capítulo 3) planteados por la tecnocracia y un repliegue autoreferencial excesivo del ser humano. La propuesta de la encíclica (capítulo 4) es la de una " ecología integral, que claramente, tiene dimensiones humanas y sociales" (137) inseparablemente ligadas a la cuestión del medio ambiente.
INVITACIÓN A UN DIÁLOGO HONESTO Y TRASPARENTE
En ésta perspectiva, el Papa Francisco propone (capítulo 5) tener, en cada nivel de la vida social, económico y político, un diálogo honesto como estructura de procesos de decisiones trasparentes, y recuerda (capítulo 6) que ningún proyecto puede ser eficaz si no está animado de una conciencia formada y responsable, dando pistas educativas, espirituales, eclesiales, políticas y teológicas para crecer en ésta dirección.
El texto termina con dos oraciones, una se dirige a aquellos que creen en un "Dios Creador y Padre" (246), y el otro es para quienes profesan la fe en Jesucristo, ritmada por "Laudato si", que abre y cierra la encíclica.

La encíclica está atravesada por diversos ejes temáticos, tratados según diferentes perspectivas, que le dan una fuerte unidad: "la íntima relación entres los pobre y la fragilidad del planeta, la convicción que en el mundo, todo se relaciona; la crítica del nuevo paradigma y de las formas de poder que derivan de la tecnología; la invitación a buscar otras formas de comprender la economía y el progreso; el valor propio de cada creatura; el sentido humano de la ecología; la necesidad de debates sinceros y honestos: la grave responsabilidad de la política internacional y local; la cultura del descarte y la proposición de un nuevo estilo de vida." (16)





          

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